Nosotros como individuos somos parte de un “sistema”, lo que nos ha hecho creer que somos frágiles y susceptibles a los trastornos compulsivos; estado de pensamiento acelerado; en “modo de defensa”, literalmente “explotando” con tanta dopamina, exigiendo más allá de nuestra capacidad para manejar las emociones.

Como consecuencia nos alteramos y con picos de descontrol emocional, manteniéndonos siempre en estado de alerta y listos para el conflicto; vivir más tiempo extremadamente irritable, impaciente, agresivo y propenso a pensamientos irracionales. Como resultado, las personas menos resistentes sufren más, por dos razones: porque son la válvula de escape para las personas dominantes; o porque se sienten muy presionados por sí mismos y por su forma de ser para ser fuertes, ganadores y capaces.

Nunca ha sido tan complejo vivir como lo es hoy y aún así mantener un sentido de unidad y sistema: ya sea familiar; social; afectivo o emocional. Este ha sido un gran reto para las personas, familias y empresas en la actualidad. Esta afirmación es tan cierta que las grandes empresas a nivel mundial; ya no buscan profesionales con solo formación o especializaciones producidas por entidades de renombre; sino más bien, personas con su espiritualidad despierta; intuitivo; co-creativo; automotivados y capaces de generar un ambiente de socialización, integración y energía positivista, cambiando el status quo de los ambientes que socializan.

No nos referimos a un pensamiento utópico de una sociedad "perfecta", que ve y percibe el mundo "rosa"; sino de profesionales que reconocen sus necesidades de evolución, aprendizaje y dificultades en sí mismos; en personas y procesos; pero que sobre todo creen en la capacidad de eso; con las herramientas adecuadas para el autodesarrollo y la motivación; todos pueden aprender, trascender y evolucionar en el proceso, superando obstáculos.

Lo cierto e inevitable es que ya no hay lugar para personas y procesos que no estén espiritualizados; sin la capacidad de integrarse, interactuar, socializar e incluso ser interactivo. Tengan la convicción de que: evolucionamos, crecemos y somos protagonistas de este nuevo “mundo” que resurge; o seremos "diezmados" por los nuevos emprendedores que bien está generando el momento actual.

Pertenecíamos a un sistema regido por la creencia de que el dinero se hacía comprando y vendiendo: comprando al precio más bajo y vendiendo al mejor precio a su debido tiempo; dentro de los preceptos y – oferta y demanda. Pero hoy pertenecemos a un mundo global, manejado por el poder de influencia de las personas, que es fomentado por capacidades intuitivas en los procesos de socialización y entretenimiento. Solo nos queda hacernos la pregunta final: ¿Quieres ser parte de este mundo? ¿O te sentarás y verás pasar las oportunidades ante tus ojos?

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